Artículo de opinión publicado en El País el 28 de junio de 2020:
Mi opinión (Paco Serrano):
Como docente en la etapa de Educación Infantil, y como padre de un niño de 5 años y una niña de 8, siento que de entre todos los factores que pueden preocuparme (o mejor dicho, interesarme) de todo esto que nos está pasando, el que más lo hace es la posibilidad cierta de deterioro de las relaciones sociales que, como seres humanos, nos debemos, y más cuando somos niños/as y el aprendizaje de habilidades sociales es una necesidad irrenunciable no solo para la convivencia saludable, sino como llave para cualquier otro tipo de aprendizaje.
Las nuevas condiciones de relación entre personas que nos hemos autoimpuesto por mandato de las circunstancias nos obligan (o nos deberían obligar) a tener cuidado en la forma en que nos acercamos a propios y, sobre todo, a desconocidos; y eso incluye a los niños/as.
En el fondo, todo es tan fácil y tan complicado a la vez como explicarles el concepto de "distancia de seguridad" de metro y medio entre personas, así como la importancia del uso correcto de las mascarillas. Pero me temo que la gestión de las emociones (propias y ajenas, ojo) en todo esto tiene mucho de complicado, y poco o nada de fácil...
Lo primero es lo primero: proteger vidas. Hablaré directamente de acercamientos entre niños/as y de las precauciones que debemos inculcarles, porque en el caso de que dicho acercamiento sea entre esos niños/as y una persona adulta, se entiende que esta última sabrá qué hacer y qué no hacer, cómo hacerlo y cómo no hacerlo...y lo hará. Tampoco hablaré de cómo serán las cosas en la escuela, una vez que comiencen (si comienzan) las clases presenciales en setiembre...porque todavía no sabemos nada: mascarillas sí, mascarillas no; distancia sí, distancia no; 15 alumnos/as por clase, 20, 25 alumnos/as; 1 adulto por grupo, 2 adultos; "grupos burbuja" que no se relacionan (o se relacionan poco entre sí) más o menos numerosos; turnos de recreo por edad, por "grupo burbuja", en diferentes espacios acotados; compartir materiales o no; utilizar el baño con unas precauciones o con otras o con todas a la vez; uso de espacios comunes que no pueden seguir siendo comunes... Y un laaaaaaargo etcétera de incógnitas en el que, por lo visto, entraremos con el nuevo curso...como si nada hubiera pasado y nada estuviésemos aprendiendo de todo ello...
A continuación, frases y explicaciones útiles para los niños y las niñas (con palabras que ellos/as puedan entender) que tengan la "extraña propensión" a jugar con otros niños y niñas desconocidos en el parque, en la playa, en la piscina comunitaria...:
- SÍ debemos tener cuidado con los otros niños y niñas, pero NO debemos tener miedo de los otros niños y niñas. Como no sabemos si tenemos dentro el coronavirus, y tampoco sabemos si esos niños/as lo tienen, lo mejor es actuar como si todos/as lo tuviéramos, para que nadie se lo pueda pegar a nadie.
- Ahora paramos la explicación, los miramos a los ojos con cariño y les preguntamos: "¿Tú tienes el coronavirus?". Dirán que NO, y nosotros/as, con cariño, los corregiremos y les diremos: "No lo sabemos, a lo mejor sí, y a lo mejor no, y por eso debes tener cuidado cuando quieras jugar con otro niño/a y te acerques, para que no se lo pegues si tú lo tienes dentro sin saberlo, o para que ese niño/a que a lo mejor sí lo tiene no te lo pegue a ti".
- ¿Y qué podemos hacer para tener cuidado? SIEMPRE que te acerques a un niño/a para jugar con él, o si el niño/a es quien se acerca a ti para jugar contigo, DEBES LLEVAR TU MASCARILLA PUESTA. La mascarilla solamente puede quitarse si estáis jugando dentro del agua, en la playa o en la piscina.
- Ahora paramos la explicación, los miramos (otra vez) a los ojos con cariño y les preguntamos: "¿Te tienes que poner la mascarilla para jugar DENTRO del agua?". Responderá que NO, y le diremos que muy bien: ¡perfecto! Ahora le haremos una pregunta trampa: "¿Te tienes que poner la mascarilla para jugar en la orilla de la playa, o en la arena?". Volverá a responder que NO...y nosotras/os, con cariño, lo corregiremos y le diremos: "Ohhhhhhh: te has equivocado. La mascarilla se puede quitar DENTRO del agua, pero si juegas con la arena TIENES QUE PONÉRTELA, aunque estés cerca del agua". Ahora le haremos una pregunta tranquilizadora: "¿Y tienes que ponerte la mascarilla para jugar en la arena con tu hermano/a, o con mamá o papá, o tú sola/o? ". Y si responde que SÍ, volveremos a corregirlo/la con cariño y le diremos "NO hace falta que te pongas la mascarilla cuando juegas en la arena solo o con tu familia, porque nosotros/as sí nos conocemos, no somos desconocidos/as".
- Y ahora, la parte delicada: LAS EMOCIONES. Las familias debemos entender y respetar que otras familias puedan tener diferentes niveles de precaución, o incluso diferentes niveles de miedo, cuando se trata de relacionarse con personas (niños/as) desconocidas. Del mismo modo que nosotros mismos/as podemos sentir desde la tranquilidad más absoluta (cumpliendo las normas que conocemos) hasta el miedo más aterrador (incluso cumpliendo esas mismas normas), nos vamos a encontrar personas y familias enteras que perciben la situación de maneras muy diferentes a la nuestra.
Por eso, y porque ahora más que nunca cada niño/a (y cada adulto) es de su padre y/o de su madre, en nuestra forma de relacionarnos con desconocidos, y de permitir (o no) que los niños/as se relacionen entre sí, DEBE PRIMAR LA CORTESÍA: ideas claras en lo relativo a las normas y su cumplimiento por nuestra parte, pero SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE AMABILIDAD en el trato.
- "Si te pones tu mascarilla y te acercas a un niño/a para jugar, DEBES PREGUNTARLE ANTES: ¿puedo jugar contigo? Si la niña/o te dice SÍ, jugáis (incluso si el otro niño/a no tiene mascarilla); y si la niña/o te dice NO, tú le dices VALE, GRACIAS, ADIÓS...y te vas".
- "Si tú estás jugando solo/a o con tu familia, con tu mascarilla quitada, y se acerca un niño/a desconocido que quiere jugar contigo, tú puedes decirle SÍ si quieres que juguéis juntos, te vas, le pides tu mascarilla a mamá y/o papá, y vuelves a jugar y a pasarlo bien (incluso aunque el niño/a desconocido no lleve mascarilla). También puedes decirle NO, GRACIAS si no te apetece jugar con él o ella y lo que quieres es seguir jugando solo/a o con tu familia. Pero, por favor, SIEMPRE SÉ AMABLE, tanto para decir SÍ como para decir NO".
Por eso es importante que les hagamos entender que muchos papás y mamás pueden estar asustados por el coronavirus, y que por eso muchas veces esos papás y mamás les piden a sus hijos/as que no jueguen con otros niños/as. O quizá somos nosotros/as quienes sentimos ese "miedo" (con o sin comillas), y les pedimos a nuestros hijos/as que rechacen AMABLEMENTE todo contacto con cualquier niño/a que se les acerque... La clave es respetar todas las formas de sentir y gestionar la situación tan delicada en que nos encontramos (incluida la propia, por supuesto), y las distintas razones que cada cual tenga para sentir más o menos o ningún miedo, dependiendo de su experiencia personalísima de la pandemia.