Pestañas

jueves, 31 de octubre de 2024

¡Nos reímos de Halloween!

...Porque en Halloween quienes damos miedo somos ¡nosotras y nosotros!  Las mamás y los papás, y todos los familiares que nos han acompañado en este "recreo terrorífico" (que finalmente no pudo ser en el patio, pero que sí tuvo cabida en nuestro humilde salón de actos) se han asustado verdaderamente ante la visión de las horribles criaturas de 3, 4 y 5 años que han invadido en este día nuestra escuela...  Se han paseado por todas las clases, han mostrado su cara más malvada (¡BUH!), han escuchado un terrorífico cuento (gracias, María José)...¡e incluso se han comido como si nada nuestro pan con aceite (mil gracias, querida AMPA)!

Ah, horribles criaturas de 3, 4 y 5 años: si no fuera porque os queremos tanto, tanto, tanto...¡os habríamos echado del cole con un puntapié en vuestros traseros horripilantes, jajajajaja! ¡FELIZ HALLOWEEN!👻🕷🕸🧟

 





























 


El otoño de las/los Arcoíris

¡Pues claro que sí!  Vamos a aprovechar que un montón de nosotras y nosotros (y de nuestras familias) hemos salido a pasear por el campo recientemente, para traer a clase bolsas rebosantes de marrón otoñal 🍂🍁

Comprobamos que las preciosas piñas que hemos recolectado son demasiado pesadas como para pegarlas en nuestros murales, pero las ligeras hojas de distintos tamaños y tonos y formas quedarán genial en las puertas de nuestros armarios de la clase, ¿a que sí?  ¡Manos a la obra!😄

Las piñas, por cierto, formarán parte de nuestra "alfombra del otoño", para su manipulación y disfrute sensorial por parte del alumnado más fan del otoño, jajajaja.
















El día en que la lluvia se portó mal

 ...Fue un día muy especial, algo peligroso, sin duda...  Porque ese día la lluvia decidió caer sin parar sobre nuestro río, el río que pasa junto a las casas de nuestro pueblo.  Y cayó tanta, tanta, tantísima agua del cielo, que se salío FUERA del río...y empezó a mojar el suelo en el que estaban los árboles de naranjas y limones.  Y donde también estaban las casas de las gentes de nuestro pueblo.

Ese suelo tenía mucha, mucha necesidad de agua desde hacía mucho, mucho tiempo, por supuesto; pero no estaba preparado para recibir tanta, tanta, tanta, tantísima agua en tan poco, tan poquísimo tiempo...  Y como el agua de la lluvia no paraba de caer del cielo, y no paraba de salirse fuera del río porque ya no cabía más dentro de él...el suelo dijo "basta", y ya no pudo entrar más agua bajo él; así que el agua, lamentablemente, y peligrosamente, empezó a subir, y a subir, y a subir, y a subir...por encima del suelo.

Y subió por los troncos de los árboles de naranjas y limones (arriba, arriba, más arriba), y subió por las ramas de esos árboles (más agua, y más, y más); y era tanta, tantísima la lluvia que seguía cayendo, y tanta, tanta, tanta el agua que salía del río donde no cabía ni una gota más, que subió hasta las mismas copas de los árboles.  Y las naranjas y los limones ya no se podían ver, porque estaban por debajo del agua que seguía subiendo y subiendo (cada vez más arriba, y más y más...).

Lo mismo pasó con las casas de las personas: desde el mismo suelo, el agua comenzó a subir por las paredes...y por las puertas de las casas...y por sus ventanas...hasta que llegó al techo de muchas de esas casas.  Y también dentro de esas casas.  Dentro, muy dentro.  Y las personas que vivían en esas casas se asustaron un montón, porque nunca antes habían visto que el agua de la lluvia y el agua del río estuviese dentro de las casas (el agua de la lluvia TIENE que quedarse FUERA de las casas: ¿qué es eso de entrar por las puertas y las ventanas y asustar a la gente?  No está nada bien, para nada.).

Así que las personas no tuvieron más remedio que subirse con las escaleras a los tejados de sus casas, para que el agua que había entrado en sus casas proveniente del río y de la lluvia que caía y caía en el suelo sin parar...no las mojase.  Y para que no se ahogaran también.

Había tanta, tanta agua, que incluso debió ayudarles un helicóptero, al que pudieron subir con una escalera que les echó, para rescatarlas volando de allí, de sus propias casas, de sus propios campos, de sus propias tierras...y de su propio pueblo.

Y claro que pasaron mucho miedo con todo esto.  Y claro que se pusieron muy, muy tristes con todo lo que les pasó.  ¿Cómo te habrías sentido tú si el agua entrara y entrara sin parar por la puerta y las ventanas de tu casa?  ¿Y cómo te has sentido al conocer esta historia?

Mucho amor, y todo nuestro apoyo y nuestro cariño a las gentes de Álora que pasaron algo más que un mal rato ese 29 de octubre.  Ese día en que la lluvia se portó tan, tan, tan requetemal.


 

Las botellas terroríficas de Jesús

Nuestro amigo Jesús nos ha regalado unas chulísimas pegatinas para convertir nuestras botellas de agua personales en monstruos verdes y en naranjas calabazas de Halloween.  La idea nos ha parecido divertidísima, nos ha hecho un montón de ilusión...¡y le damos las gracias a él y a su familia por compartirla con nosotras/os! 😀