Bailar, cantar...dormir

Ya he dicho en alguna otra ocasión que me parece altamente edificante dejar entrar en la escuela todo lo que forma parte de la vida de las niñas y los niños (de hecho, es una obligación partir de sus intereses a la hora de educar); esta vez se trata de la música: alguna canción que no para de sonar en todos los sitios, y que ciertas niñas de la clase llevan tarareando (con todas sus ganas y con todo su arte) desde hace varias semanas.  Basta con traerla a clase, ponerla por sorpresa, y pasa esto...

Y ahora, la versión a capella...

Y hubo quien, al final de la mañana, después de tanto meneo, acabó durmiéndose (es lo que le pedía el cuerpo, jeje) ;)